Perú: La agresividad del Imperio se descarga sobre América Latina

 
 
1.- Integración regional y paz o destrucción y guerras, es el dilema

Recientemente se ha publicitado la realización de la 24 reunión de la Cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) que se celebrará en Lima del 19 al 20 de Noviembre de este año. Por lo demás, acaba de concluir, exitosamente, la XII Cumbre Internacional del Movimiento de Países No alineados, que confirió a Venezuela la Presidencia “Pro témpore” de los No-Al para los próximos tres años. En nuestra patria, se registró la visita oficial a la República Popular China, del Presidente Pedro Pablo Kuczynski, que concertó acuerdos de mutuo beneficio entre nuestros países.

Se conoce que entre los asistentes a APEC estará el Presidente de China y secretario general del Partido Comunista Chino, Xi Jinping. El Presidente USA, ; Barack Obama, Presidente de los EEUU; y el Jefe de Estado ruso Vladimir Putin, entre muchas otras personalidades relevantes.

Si observamos algunos puntos centrales de la filosofía política de China y de la Rusia actual, no podemos ignorar que ambos pertenecen al grupo de los BRICS y registran una alianza no solo política, también militar. Rusia y China coinciden hoy en la necesidad de una nueva revolución industrial que incluya a los ‘’países del mundo subdesarrollado, o periféricos’’, como suele llamárseles a los PVD. Ambos, plantean ganancias compartidas y el respeto a la independencia y la soberanía de los Estados, así como la solución a los problemas mundiales mediante el diálogo y la negociación política, y no por la vía militar. Procuran asegurar, así el respeto a las leyes internacionales aprobadas por la ONU.

Nadie ignora hoy que China es la segunda economía mundial y que, según los especialistas, en algunas décadas, se convertirá en la primera. Tampoco se ignora el protagonismo de Rusia en el ajedrez económico y político de nuestro tiempo.

Lo primero que grafica el próximo Foro de la APEC es la existencia de más de un gallo que canta en el ruedo de la confrontación y los negocios internacionales; y que las hoy potencias emergentes, tienen un canto amigable con los países de la ‘’periferia’’ lo que les permite un protagonismo cada vez mayor en la vida política y económica de América Latina y el Caribe. Esto, sin duda favorece el desarrollo de los mercados internos y de las industrias nacionales e impacta positivamente en la creación de condiciones de largo plazo para el desarrollo de la integración, la democracia y la paz en la región. Estas propuestas, obviamente, contrastan con el plan neoliberal que pretende imponer EEUU.

En ese contexto, la reciente visita de PPK a China, por ser la primera que realiza como presidente elegido, tiene una connotación que no deberíamos ignorar. Al margen de las discrepancia que hemos señalado en nuestras publicaciones anteriores, y que ratificamos; el contorno más definido de este primer acercamiento se irá dibujando a medida que se desarrolla el proceso. Esta visita, ha tenido la virtud de ‘’marcar la cancha’’. No ha sido una actitud de concesión a los fondos buitres ni a la OTAN como la de Macri, ni la actitud de Temer, el golpista brasileño, que quiere privatizar aceleradamente las empresas y recursos estratégicos brasileños a favor del capital transnacional norteamericano. Ha tenido otro sesgo que hay que observar más adelante.

La reunión Cumbre NO-AL realizada en la Isla Margarita, en la Patria de Bolívar, le ha permitido a Venezuela encontrar el respaldo unánime de los 120 países participantes. Y el hecho que el presidente iraní Rohani entregue la presidencia temporal del Movimiento al Mandatario Nicolás Maduro, constituye un espaldarazo a la Revolución Bolivariana que tendrá repercusiones al interior de la ONU donde los países No Alineados, constituye algo más de los dos tercios de sus integrantes.

Grafica también, como lo hemos sostenido en el CEDIS, la profundización del resquebrajamiento de la hegemonía del Imperio. En ese panorama, las recientes acciones norteamericanas desnudan una vez más la ‘’hipertrofia militarista’’ y agresiva, y el doble rasero de su política en el medio oriente.

El mundo observa con preocupación creciente como a pesar de los acuerdos oficiales (Rusia – EEUU) respecto a un alto al fuego y colaboración en Siria para el combate contra el terrorismo, esa guerra continúa. Los representantes norteamericanos en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se negaron a mostrar los términos de ese acuerdo, y ejecutaron cuatro bombardeos, sin coordinación previa, contra el ejército Sirio, matando a 62 militares y dejando a 100 heridos. El Estado Islámico, al unísono, atacó al ejército Sirio. Que Washington y la OTAN apoyan el terrorismo de manera efectiva en el medio oriente, genera cada vez menos dudas. Las disculpas y justificaciones de la Casa Blanca, son insuficientes.

Si a lo anterior agregamos los fenómenos nuevos, algunos sorprendentes, que se están presentando en el proceso electoral de los EE.UU el próximo 4 de Noviembre, tendremos nuevos elementos de preocupación. Hoy se percibe con más claridad una atmosfera insana que preanuncia una crisis más amplia y más profunda de la que imaginábamos. No es mera casualidad que el artista estadunidense Garry Trudeau, que lleva medio siglo diseñando caricaturas, predijera hace 17 años, el ascenso a la presidencia de EEUU, de Donal Trump. El Ganador del premio Pulitzer, declaró recientemente al diario Washington Post, que estas elecciones podrán ser cualquier cosa, pero en primer lugar, son un referéndum sobre la ‘’salud mental’’.

América latina y el Caribe no están exentos de los peligros que amenazan al mundo. Y es que el Imperio no se resigna a ‘’perder su patio trasero’’.Se sabe que jugará todas sus cartas para revertir el proceso de Integración Regional. Y en ese empeño, usará todos los instrumentos a su alcance. Los golpes blandos, la corrupción entronizada en los congresos, y en las instituciones judiciales, como en Honduras -caso del presidente Zelaya-; en Paraguay contra el presidente Lugo; y actualmente en Brasil contra la legítima Presidenta Dilma Rouseseff. Como lo señalara recientemente el Presidente del Ecuador Rafael Correa, está en marcha un “nuevo Plan Cóndor para el siglo XXI”. Se conoce además, que alrededor de 300 ONG operan en nuestras tierras, bien financiadas por el gobierno norteamericano a través de USAID.

Y, por si fuera poco, Washington avanza paulatinamente su estrategia guerrerista de largo plazo sembrando bases militares de la OTAN. Se conoce que existen alrededor de 80 base en nuestra región. La dos últimas, con la anuencia del gobierno de Macri, se instalaron en territorio Argentino, hay varias otras en el Perú. Sería muy ingenuo pensar que esas base militares se dedicaran a ¨sembrar flores¨ o ¨tejer ropones¨. Ni siquiera el pretexto de luchar contra el narcotráfico es consistente.

La guerra y las intervenciones militares son cartas preferidas en la agenda del Imperio si fallan sus otros naipes. Su historial y el itinerario recorrido hasta ahora, lo demuestran.

2.- No hay que subestimar los planes guerreristas del imperio

Esto podría ocurrir más temprano que tarde, si no frenamos esos criminales propósitos. América Latina y el Caribe tienen ricos antecedentes de lucha intransigente por la libertad, la dignidad y el buen vivir de nuestros pueblos, desde el inicio mismo del la colonización europea.

Están en nuestra vitrina dichos ejemplos. Desde Hatuey hasta Tupac Amaru; la acción de nuestros libertadores: San Martín, Bolívar, Sucre y Martí en el siglo XIX; y el pensamiento y la obra de Sandino, Mariategui, Allende y el Comandante Hugo Chávez en nuestro tiempo. Nos alienta, como a todos los pueblos del mundo, el legado moral e internacionalista del Che Guevara y el ejemplo de dignidad indeclinable y victoriosa de la Cuba de Fidel, y del pueblo venezolano, que empieza a construir los cimientos de una nueva sociedad. Todo indica que la ola emancipadora e independentista emerge con más fuerza en nuestras tierras y no parará. A pesar de los traspiés y retrocesos, hoy existen mejores condiciones para que florezca un nuevo escenario continental. El “viejo topo” -del que nos hablara sabiamente Carlos Marx- continua horadando los muros de la opresión y abre grietas por donde se pueden ver los contornos de una democracia renovada y participativa que germinará en nuestras tierras.

Corresponde a todas las fuerzas progresistas, a los trabajadores, a las poblaciones nativas, a todos los representantes de nuestra diversidad cultural, a todos los ciudadanos, hombres y mujeres de nuestra región, fortalecer el llamamiento de la Habana que proclama a América Latina como territorio de Paz. No queremos la destrucción y el caos que generan las guerras. Todos perdemos con ello. Dar pasos prácticos en esa dirección debería ser nuestra tarea.

La lucha por la paz Por la expulsión de bases militares extranjeras en la región debería ser el punto inicial del Programa de Consenso de Nuestra América y un punto del programa político para avanzar en la construcción del Consenso Popular y la unidad en nuestro país.

3.- Se busca sumar al Perú a la estrategia demoledora del imperio

El gobierno de los Estados Unidos y las fuerzas del Gran Capital no se resignan a perder su influencia en América. Tampoco, en el Perú. En nuestro país se vivieron días de zozobra cuando se registró un ascenso de la conciencia popular que se expresó en la derrota de las fuerzas más reaccionarias en los comicios del 2010 y el 2011. La clase dominante buscó, en este marco, y obsesivamente, recuperar posiciones para lo cual ideó una estrategia de dominación para los comicios del 2016. La Viga Maestra, para ella, fue promover y alentar la división y la dispersión del movimiento popular, así como incentivar el desprestigio de las fuerzas que los habían derrotado.

Hoy, eso puede apreciarse con mayor nitidez. La campaña de demolición desatada contra la gestión edil de Susana Villarán y el gobierno de Ollanta Humala, fue mucho más allá de los errores y las precariedades que ellos registraran, porque en el mensaje de la reacción, no se trataba sólo de mostrar ineficiencia en ellos, si no de desacreditarlos para que nunca más el movimiento popular pueda confiar en fuerzas de ese corte. Hay que decir que, en buena medida, lograron su propósito.

El cuadro electoral del 2016 estuvo signado por la voluntad de los sectores más reaccionarios, orientada a colocar al país ante dos alternativas funestas: la Mafia Fujimorista, y el cogollo alanista del APRA. Ellos fracasaron en el intento. Fue posible, en efecto, derrotar a Garcia en la primera vuelta y cerrarle el paso a Keiko Fujimori en la segunda ronda. El instinto de supervivencia de nuestro pueblo, fue capaz de imponerse.

La Mafia, sin embargo, no ha sido vencida, ni ha renunciado a sus torvos propósitos. Marcha blindada por la impunidad, y por el control que ejerce en el Congreso de la República, que le genera una carta de “negociación” que le permite incubar la idea de doblegar al gobierno de PPK, y ponerlo a su servicio.

El gobierno del Presidente Kuczynski –lo dijimos desde un inicio- no constituye una garantía real de cambio, ni de progreso. En el plano de la economía persiste en la aplicación del “modelo” neoliberal fracasado; y en el de la política internacional, se suma entusiasta a la campaña contra el Proceso Liberador de América Latina centrando sus fuegos contra Venezuela, como lo ha confirmado recientemente PPK en Naciones Unidas. Adicionalmente, en el escenario interior, despliega una política de capitulación ante las presiones del Keikismo, razón por la que le está entregado valiosos resortes del Poder, como la Defensoría del Pueblo y el control de la SUNAT.

Esa política de retroceso, e incluso de capitulación ante los requerimientos de la Mafia, no tendrá ningún resultado positivo para el país. Al contrario, alimentará la voracidad de una fuerza política en descomposición que, sin embargo, está dispuesta a engullirse todo.

Ante ella, sólo cabe una salida digna y ella tiene dos elementos: la resistencia y el rechazo a la ofensiva de ese signo; y la vocación de recurrir al pueblo para lograr su apoyo y cambiar el escenario nacional. Eso último, sólo será posible con una política independiente, soberana y verdaderamente democrática caracterizada, además por la mayor trasparencia. Decirle la verdad al pueblo y no mentirle nunca, podría ser un buen lema de gestión del gobierno de Kuczynski en esta etapa.

4.- La unidad del pueblo hay que construirla

En las condiciones de hoy, es posible desbaratar y derrotar los planes de la Mafia. Pero ello requiere, desde el movimiento popular, la mayor unidad.

Recientemente el Frente Amplio ha hecho noticia más que por los aciertos de su política, por los peligros de su escisión. Divergencias surgidas a su interior, han sido usadas por la “Prensa Grande” para alentar enfrentamientos artificialmente creados. Alentando en unos la ambición siempre despierta; y en otros la vanidad nunca dormida, han buscado generar la confrontación entre dirigentes y movimientos que, por su inexperiencia y juventud, no han sabido manejar la circunstancia.

Las “diferencias” surgidas entre “Tierra y Libertad” y el “Frente Amplio” no son, en verdad, profundas, ni ameritan ruptura alguna. Son, simplemente, diferencias electorales que bien pueden solventarse. Si unos quieren conservan su “registro electoral” para sí mismos, están en el derecho de hacerlo. Y si otros aspiran a participar en los comicios locales y nacionales del 2018 y el 2021, pueden también tomar las medidas necesarias para asegurarlo. Lo importante es que, cuando unos y otros actúen en el escenario electoral, lo hagan juntos, y no separados.

Por lo demás, es necesario que ambos sectores entiendan que la Unidad que hay que promover es ante todo, una unidad polìtica, es decir, un acuerdo común para enfrentar juntos un escenario político signado por la ofensiva de la reacción. Se trata, para ese efecto, de concertar una plataforma unitaria que incluya la lucha por una verdadera democracia participativa, la defensa de los recursos naturales, la preservación de la Independencia del país ante la presión de los monopolios, la protección e inclusión de las poblaciones, así como el respeto a la pluralidad cultural, la aplicación de una política laboral racional que ampare a las fuerzas productivas, la más importante de las cuales está integrada por los trabajadores; el respeto a las conquistas de la mujer y la juventud; y el desarrollo de una política internacional de respeto a la No Intervención y a la Libre Determinación de los Pueblos así como el apoyo al Proceso Liberador Latinoamericano, y la lucha por la paz mundial.

Más allá de eventos coyunturales a los que puedan asistir unos u otros, hay que dar pasos puntuales en la tarea de vertebrar acciones comunes. Que no ocurra –como sucedió en el pasado reciente y hoy está aconteciendo- que mientras los dirigentes de los conglomerados de “izquierda” pelean por inscripciones y registros electorales, los pueblos se movilizan activamente en defensa del gas, el petróleo o las libertades ciudadanas.

Y estas consideraciones las hacemos extensivas a todos. Al compañero Gregorio Santos y a quienes lo respaldan; al camarada Vladimir Cerrón y a los que se identifican con él; y a todos los colectivos que se sienten parte del campo popular y aportan a él con una mirada de unidad y de esperanza.

La lucha tiene que ser de todos, y en ella, todos nos comprometemos para salir adelante.

 

Centro de Estudios Democracia, Independencia y Soberanía